Cesta panera fibra cabeza de animal

Una pieza que une ternura, diseño artesanal y funcionalidad. Esta panera con forma de llama tejida a mano es mucho más que un simple recipiente: es una celebración del arte popular y un accesorio que transforma cualquier mesa o rincón en algo inolvidable.

Confeccionada en fibras naturales y teñida en tonos tierra con un patrón a rayas verticales en negro y crudo, esta pequeña cesta aporta calidez, simpatía y carácter a tus desayunos, meriendas o cenas especiales.

🍞 Ideal para servir y decorar

Su tamaño es perfecto para usar como:

• Panera para el pan del día, croissants o bollería

• Frutero decorativo para frutas pequeñas (mandarinas, limones, ciruelas…)

• Cesta multiuso para tener a mano frutos secos, chocolatinas o incluso utensilios en una cocina creativa

• Elemento decorativo en estanterías, vitrinas o mesas auxiliares

Además, su estructura en forma de llama le da un toque juguetón y artesanal que cautiva tanto en cocinas rústicas como en comedores modernos con acentos orgánicos.

✨ Características principales

• Material: Fibra natural trenzada (rafia o palma de papel)

• Diseño 3D: Cuerpo de cesta redondeado con una figura de llama integrada

• Colores: Combinación de crudo natural y negro profundo, ideal para estilos bohemios, andinos o escandinavos

• Acabado artesanal: Cada pieza tiene un carácter único con ligeras variaciones

• Estable y resistente: Ideal para uso diario en la mesa o como accesorio de cocina

💡 Idea Brocantia

Usa esta panera con una servilleta de lino natural en el fondo, y colócala en el centro de la mesa con pan recién horneado o fruta de temporada. Añade unas flores silvestres en un jarrón de barro cerca, y tendrás una escena de desayuno sacada de una casa de campo moderna con alma vintage.

¿En una cocina abierta? Colócala sobre una bandeja de madera junto a una botella de aceite de oliva bonito y unos tarros de especias, y verás cómo todo se siente más acogedor.

🧡 ¿Por qué te encantará?

Porque transforma lo cotidiano en algo especial. Porque es práctica, sí, pero también divertida, única y con alma artesanal. Y porque incluso el pan del día se merece una cesta bonita.